
“Cuando consigo un nuevo cliente, no me planteo si acabará siendo mi amigo, pero por lo menos sí busco que se genere una relación de confianza, de cordialidad”. Quien piensa así es Asier Jiménez, que lleva ya ocho años en Banco Mediolanum. Para él es tan necesario conocer bien a sus clientes como saber de fiscalidad, de finanzas o del Mercado de Valores de Shanghái.
Este bilbaíno, de 32 años, tiene muy claro el camino que hay que seguir. Dice: “Soy un asesor, no un vendedor de productos financieros”. O también: “Si el cliente se siente como un número, acabará siendo un número para ti”.










